la vida es así. Tú vas viviendo, viviendo y un día descubres que hay más gente que piensa como tú, que ese dolorcito de no-sé-dónde también lo tiene más gente, etc., etc., etc.
A algunos eso les reconforta, el formar parte de un todo, pero a mi me asusta porque no es sólo una cuestión biológica, ni siquiera psicológica; el tema va más allá porque en esto, están metidos los listos del marketing: consideran que la standarización es buena y hay que ser prácticos, ¿por qué no hacer unos melones que sean todos del mismo tamaño y además quepan en cajas standard aprovechando al máximo el espacio?
Así vamos, lo standarizamos todo, ¿por cuestiones prácticas?, ¿de costes?, ¿y qué pasa con cada uno de nosotros, por qué lo standarizamos todo más allá de lo que es biológicamente un hecho?
Pensemos un poco. La diferenciación está bien, muy bien y en muchos casos, es vital. Si las empresas buscan la diferenciación para sobrevivir, ¿por qué se pretende de nosotros, seres individuales, que nos standaricemos?
Usemos la cabeza, tengamos ideas, cuestionémonos cosas… estos tiempos nos están mostrando que algo falla y es momento de echar el freno y cambiar las cosas, aunque a muchos los cambios les asusten. Ya lo decía Heráclito, "todo fluye, nada permanece".
Recuperemos todo aquello que nos hace sentir bien, únicos, parte este universo tan plural, …
REFLEXIONES EN VOZ BAJITA DE MENTES PENSANTES Y SUS INQUILINAS.