REFLEXIONES EN VOZ BAJITA DE MENTES PENSANTES Y SUS INQUILINAS.

uno o dos viajes (a propósito de la mentira)


Allí sentadita, y yo desde el autobús, casi me lo creo.

La mujer llegaba todos los días al bar donde paraban los autobuses, y tan pronto se acercada el camarero, que ya la conocía (yo no lo sabía) era para traerle un desayuno suculento, opíparo, especial para un viaje bien largo.

A la mujer le gustaba hacer creer a todo el mundo que todos los días iba a un lugar diferente, lejano y exótico.

Cuando estaba a punto de acabar el desayuno, casi hasta ella misma creía que iba a emprender un largo viaje.

Cada día el viaje era con una persona diferente y a un sitio sugerente y sugerido por la persona que la acompañaba.

La cosa funcionaba de la siguiente manera. Ella se ponía a desayunar y cuando levantaba la vista hacia el autobús que estaba a punto de salir, avistaba a algún viajero aburrido que miraba por la ventana. Ella, automáticamente, lo elegía como compañero de su viaje imaginario y decidía dónde irían esa vez.

Yo, sin saberlo, ese día fui a dos sitios. A uno de ellos, acompañada.